Una vez más, el intento de las grandes empresas
tecnológicas por despertar una transformación digital en un país que está
sometido a
conflictos sociales, entre ellos
la pobreza de más de 53 millones de personas, se ve reducido por una normativa
que atropella la libertad de expresión y que busca constantemente limitar la
opción de ser un destino atractivo para inversiones tecnológicas.
El primer intento ocurrió en
febrero, cuando un conjunto de regulaciones
obligaba a estos gigantes tecnológicos a instalar oficinas en Islamabad, a construir
servidores para almacenar información y, lo más discutido, a eliminar el
contenido que las autoridades identifiquen como inapropiado.
Imran Khan, el primer ministro, le otorgó el poder
al PTA (Pakistan Telecomunications Authority) para solicitar retirar todo
aquello que cause "daños, intimidación o desafecto" hacia el gobierno
o que de otras formas dañe la "integridad, seguridad y defensa de
Pakistán". Frente a estas especificaciones, Asia Internet Coalition (AIC), una asociación de la industria
que agrupa no solo a Google, Facebook y Twitter, sino también a Apple, Amazon,
LinkedIn, SAP, Expedia Group, Yahoo, Airbnb y otros, le pidió al gobierno
reconsiderar la ley. Pakistán, entonces, retrocedió para someter a mejores términos esta
premisa. Nueve meses después, la AIC afirma que nunca hubo un intento de
conversación y que ahora todo es más severo: si antes el plazo para retirar el
contenido era de 15 días, ahora es de 24 horas y con una posibilidad de multa
de más de 3 millones.
El retiro de estas empresas representaría un
retroceso en la rentabilidad que el sector tecnológico aporta al país: los
75 millones de usuarios de internet quedarían sin la posibilidad de gozar
de los beneficios de estas compañías y del contacto global que otorgan.
Camila Vera ,
alumna de Mercados de la Comunicación
No hay comentarios.:
Publicar un comentario