Por
su naturalidad de espacio público en las redes sociales se generan cuentas de noticias, que respondiendo al derecho de libertad de
expresión difunden información y son puntos de encuentros en red para que los
usuarios se informen y debatan. Esta difusión se ha descontrolado y se han
transmitido muchas “fake news”, también conocidas como “noticias falsas”, las
cuales toman mayor protagonismo en procesos electorales como el estadounidense.
En
dicho contexto, esta situación se hizo más notoria en la campaña electoral del año 2016, a pesar de que en mayo de ese
año, el estudio realizado por Pew Research Center comprobara que el 44% de estadounidenses se
informaban de noticias provenientes de la red social Facebook. La falta de medidas contra la
desinformación por parte de esta plataforma, lo cual ha sido reconocido por su
creador Mark Zuckerberg,
tuvo un gran impacto en la elección del actual presidente Donald Trump, ya que las top20 fake news sumaban 8.7 millones de
interacciones; un
alcance superior a las de las historias duras
de las empresas de noticias
Cuatro
años después, la desinformación ocasionada por las fake news vuelve a ser
protagonista de la contienda electoral en Estados Unidos, tras dos quejas
públicas de Joe Biden, candidato a la presidencia de EE.UU por el Partido
Demócrata. La primera es una carta de Biden, enviada en junio, solicitando al
CEO de Facebook que controle la información que se publica para que no afecte
el proceso. La segunda (29.09.20), procede de su equipo de campaña, quiénes
acusan a Facebook de ser el 'principal propagador' de la
desinformación,
tras no eliminar un vídeo en donde aparecía el hijo de Donald Trump afirmando
que abría un fraude en las elecciones a realizarse el próximo 3 de noviembre,
sin ningún sustento que respaldara esa declaración. Demostrando que aún no se
toman acciones contra las informaciones falsas.
Carmen Sofía Gutierrez,
alumna de Mercados de la Comunicación
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