Para
los altos directivos políticos, del gobierno estadounidense y de diferentes
países del mundo; la manipulación y falsificación de videos e imágenes que
tergiversan lo dicho o hechos por ellos mismos se ha convertido en una
preocupación constante; ya que con la globalización y la viralidad de las redes
sociales, su imagen se ha visto dañada en relación de cómo estos materiales
falsificados por internautas se difunden en busca de manipular la opinión pública o crear confusión entre
los lectores.
Un
amplio proyecto
iniciado por el gobierno de los Estados Unidos ha conformado un grupo de
especialistas encargados no solo de determinar la autenticidad o falsedad de dichos
materiales que rondan en internet,
sino también en descubrir y explicar cómo se hicieron las falsificaciones.
Otro
punto a tallar en este tema para que los públicos acepten o no la creencia de
informaciones de este tipo; es que la persuasión no radica en la calidad
estética del video, o en que “tan bien hecha esté la falsificación”, sino que
se comprobó que materiales de baja calidad pueden ser igual de persuasivos como
aquellos que suelen verse más verídicos.
Un
claro ejemplo es el caso de video
tuiteado por Trump en medio de su enemistad con Pelosi, el video fue editado para que pareciera tartamudear
durante una conferencia de prensa. Un segundo video alterado de Pelosi también
apareció en las redes sociales.
En
contraparte al diluvio mediático moderno, las generaciones más jóvenes van
tomando conciencia acerca del contraste de informaciones que se presentan en internet:
"No se puede confiar en nada en Internet. Por supuesto que no pensaría que
es real, porque nada lo es", asegura la respuesta del hijo de uno de los
miembros del equipo del proyecto cuando le preguntó por qué la gente se
“enamoraba” y compartía tan fácilmente estas falsificaciones “bambas”.
Lucia Davila
Garcia, Alumna de Mercados de
la Comunicación
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