miércoles, junio 17, 2009

La web 2.0 como amplificadora de las capacidades y relaciones existentes.

En tiempos de crisis las presiones presupuestales se incrementan para todos los directivos de una organización. Se hace imprescindible conseguir más con menos. Una entrevista a la experta Amy Shuen, realizada por Sandra Sieber de la escuela de negocios IESE, nos cuenta cómo emplear la Web 2.0 para conseguir estos objetivos. (Entrevista completa en Podcast. En inglés)

Amy Shuen es una autoridad mundial en modelos de negocio y economía de la innovación de Silicon Valley. Ha impartido clases sobre iniciativa emprendedora, estrategia y finanzas en el sector de la alta tecnología en las universidades estadounidenses de Wharton y Berkeley. Actualmente es profesora de Práctica de la dirección de empresas en CEIBS, la Escuela de Negocios Internacional China Europe en Shanghai. Su libro Web 2.0: A Strategy Guide es un éxito de ventas y explica a los directivos cómo integrar la Web 2.0 en sus negocios, un paso que mejorará su cuenta de resultados.

Yo he seleccionado 4 párrafos de esta entrevista (de más de 5 páginas) que me parece que pueden ayudar a comprender cómo hay que pensar para implementar esta nueva herramienta en la gestión de las empresas.

Lo primero es entender la web 2.0 dentro de la organización: "Se trata de una herramienta que va a permitir desarrollar una serie de combinaciones de competencias, capacidades y unidades de negocio ya existentes en la organización."

"Además de esta orquestación, una propiedad muy importante de la Web 2.0 es que se puede hacer en tiempo real. De un modo y en un momento que se adapte a lo que exigen situaciones concretas.” Es muy importante comprender que la Web 2.0 permitirá poner a disposición global una capacidad o habilidad local. Lo importante entonces será volcarse a gestionar esos imputs que vendrán de todos lados y en todas direcciones.

En segundo lugar hay que comprender que “la Web 2.0 permite dimensionar el riesgo y el coste de capital de algunas ideas innovadoras y, por tanto, averiguar muy rápidamente –ponerlas a prueba en el mercado casi al mismo tiempo que surgen– qué va a tener sentido y qué va a funcionar.” El párrafo siguiente me encantó: “Si fuera una directiva que estuviera pensando en cómo innovar en tiempos de presiones monetarias y presupuestarias, me preguntaría: ¿Hay pequeños proyectos o iniciativas Web 2.0 que pueda empezar hoy mismo y de los que pueda obtener información a un coste muy bajo?”

“Esto demuestra que se puede, mediante las tecnologías Web 2.0, hacer más con menos. Y en algunos casos, se puede partir de las redes de clientes, socios y grupos de interés existentes y multiplicar el uso de forma más efectiva y más rápida. Ésa es realmente la idea detrás de la Web 2.0: es el amplificador o multiplicador de tus recursos, capacidades y relaciones existentes.”

La reflexión que me suscita estas intervenciones es que la comunicación sigue siendo una fuente interesante para incrementar la cuenta de resultados en las empresas. La tecnología ha multiplicado este potencial y lo ha hecho más tangible. Sin embargo, como toda comunicación, no puede construir castillos en el aire. Sólo puede contribuir allí donde hay un sustrato material o comportamental que la respalde. El compartir (share) de la Web 2.0 sólo es posible si hay una decisión de disponibilidad tomada por el conjunto de la compañía, de la cabeza a los pies. De lo contrario rápidamente puede caerse en la falsa frustración de no obtener los resultados esperados.

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