La privacidad de los datos, o la difusión indiscriminada de
mensajes digitales de carácter privado en la red
es una cuestión que preocupa más cada vez, por las dimensiones
adquiridas y en proyección. Los
gobiernos de las diferentes naciones intentan proteger la privacidad de los
usuarios, pero también hay una responsabilidad de los usuarios que se hace cada
vez más urgente.
El Gobierno de Estados Unidos ha dado su aprobación final a
un acuerdo
con Facebook, en el que se exige
a la red social contar con el
consentimiento de los usuarios para realizar cambios a sus parámetros de privacidad y se le sujeta 20 años de auditorías
independientes. La red social fue acusada de engañar a sus usuarios para
obligarlos a compartir más información personal de lo que ellos querían.
Una de las propuestas en la revisión de sus políticas
señala: "Cuando tú u otros que
puedan ver tu contenido e información usan una aplicación, tu contenido e
información se comparte con ella". Y en ellas también involucran a los
usuarios “quienes quieran evitar que las
aplicaciones succionen sus datos pueden configurar los controles detallados en
su página de "configuración de privacidad" en Facebook.
Lo mismo sucede con el buscador: Multan
a Google, con 22.5 millones de dólares, por violar privacidad de usuarios. Al gigante de las búsquedas se le acusaba de
usar “cookies” para aprovecharse de la
información generada por el navegador Safari de Apple en los iPhone y iPads,
con el fin de seguir a los usuarios que habían bloqueado ese rastreo.
La práctica violaba el decreto de consentimiento que Google
negoció en el 2011 con la comisión Federal de Comercio de Estados Unidos, sobre
el lanzamiento de la ahora desaparecida red social Buzz.
En este contexto
-Facebook y Google - ya no tenemos
control de todos los contenidos emitidos
puesto que van más allá de los destinatarios elegidos inicialmente, pero
como usuarios también tenemos la obligación de no hacer un uso
indiscriminado de las redes, y de cuidar
nuestra privacidad. No hagamos público en la red aquello que no queremos que se conozca de manera amplia y difusa. O
como dice Mónica Codina, blindemos bien nuestra identidad y datos
personales y optemos por el “derecho a la autodeterminación
informativa”.
Por Rosa Zeta
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