
Un hito, porque los
principios editoriales y éticos, como afirma Nieto, son ‘principios
configuradores’ son una cuestión trascendental referida a la organización y
gestión empresarial de la información y de la comunicación social, en este caso
del grupo EPENSA.
Los principios editoriales, según Carlos Soria (1997), dan cuenta y
razón del pensamiento colectivo concreto que, en cada empresa,
inspira los contenidos informativos, las
posiciones editoriales y el estilo ético
de actuación informativa. No estamos hablando de simples y bellos
enunciados. Estamos ante principios que
unificarán el ser y el operar
empresarial.
El grupo EPENSA se define como “una empresa dedicada a la
dirección, administración, gestión, generación y desarrollo de contenidos
periodísticos para medios de comunicación
en diferentes plataformas con presencia en todas las regiones del país” (visión).
La veracidad
informativa, el respeto a la vida privada, el derecho de réplica y
rectificación, el respeto a la cláusula de conciencia , el secreto profesional
, la protección de la integridad periodística y
el Estatuto de Redacción , se
presentan como los valores periodísticos
que atraviesan toda la actividad informativa.
El documento
desarrolla cien principios editoriales relacionados con las características de la
información - verdad(1), equilibrio (
11), exactitud(32), fuentes(34), interés público(81) - ; el
estilo ( el lenguaje y estilo (23), citas y declaraciones(24), titulares(41),
los géneros -; los temas – rehenes y
secuestros, suicidios, terrorismo (52-54)- ; los derechos del público – el derecho a la información
(48), la interacción con el público(44), el derecho a réplica(70) la intimidad
y privacidad(82), niños y menores ( 85)-entre otros .
Y lo que a mi juicio
es más importante, porque genera compromiso
de la dirección y de los periodistas:
la independencia (2), la autonomía económica (3), la imparcialidad
(5), la transparencia y respeto (20), la ética y autocontrol (60), el correcto
proceder (69).
Son principios, que en
palabras de Soria, afectarán
-por igual y del mismo modo- a
todos los sujetos de la actividad informativa: desde los accionistas y
directores y a todos los
redactores. Resguardarán el
sentido último de la empresa y de la
información de las interpretaciones
internas aleatorias o interesadas; y estarán llamados a ser verdaderos
principios de eticidad en la actuación
de la empresa informativa con amplias
repercusiones internas y sociales. Aquí
radica su importancia.
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