martes, marzo 04, 2014

¿Vale todo para entretener en Televisión?

La televisión es el medio de comunicación con mayor audiencia en el Perú, se le dedica el mayor tiempo, es la primera fuente de información, y el medio de entretenimiento por excelencia. Son muchas bondades que se podrían aprovechar más allá del rating y de la inversión publicitaria. El problema es que no siempre  sabemos aprovecharlas. 

La información sobre lacondena  a cadena perpetua  de los culpables de la muerte de una de las primeras participantes del Programa “El valor de la Verdad”, emitido por Frecuencia Latina, nos ha hecho reflexionar nuevamente sobre  el entretenimiento  y su finalidad  en el medio televisivo.

"El Valor de la Verdad", se mantiene y cuenta con los ratings más altos, el ex futbolista Martínez alcanzó un promedio de 18.4 puntos de rating, esto significa audiencia y rentabilidad para el medio en términos económicos.

El objetivo del programa es mostrar  como espectáculo  los aspectos más morbosos o marginales de la realidad íntima de una persona,  y con ello  busca divertir al público, atraer su  atención, impresionar. 

El consentimiento de las personas para ventilar esa vida íntima que ellas mismas hozan y destruyen,  no debería ser justificante para su difusión,  sin embargo es el elemento que sirve de base y que incluso fundamenta  el programa.

El conductor del programa se considera autorizado para preguntar  lo que le plazca, sobre todo si ello resulta sensacional. Se explota una curiosidad malsana  del público, que aunque no esté de acuerdo en principio, es cada vez más complaciente de hecho.

Se están dejando de lado elementos fundamentales de la dignidad humana.  La vida íntima no es objeto de información y tampoco de entretenimiento. Sólo lo es en el caso de que  ésta sea de interés público   para el bienestar social. La fragilidad humana  que finalmente queda expuesta, no es  un modelo de vida que nos permita crear comunidad.

 Fomentar su difusión, previo pago,  es favorecer esa falta de respeto propio a la dignidad humana de la persona que se expone   y también  del público, que elige libremente ver el programa que finalmente logra los niveles más altos del rating,  frente a sus competidores.  


Sería interesante que las empresas televisivas, cual piezas de rompecabezas,   integraran  entretenimiento y
bien humano en su columna  “Debe” del balance contable.

Rosa Zeta

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