La televisión es el medio de
comunicación con mayor audiencia en el Perú, se le dedica el mayor tiempo, es
la primera fuente de información, y el medio de entretenimiento por excelencia.
Son muchas bondades que se podrían aprovechar más allá del rating y de la
inversión publicitaria. El problema es que no siempre sabemos aprovecharlas.
La información sobre lacondena a cadena perpetua de los culpables de la muerte de una de las
primeras participantes del Programa “El valor de la Verdad”, emitido por
Frecuencia Latina, nos ha hecho reflexionar nuevamente sobre el entretenimiento y su finalidad en el medio televisivo.
"El Valor de la Verdad", se
mantiene y cuenta con los ratings más altos, el ex futbolista Martínez alcanzó
un
promedio de 18.4 puntos de rating, esto significa audiencia y rentabilidad
para el medio en términos económicos.
El objetivo del programa es
mostrar como espectáculo los aspectos más morbosos o marginales de la
realidad íntima de una persona, y con
ello busca divertir al público, atraer
su atención, impresionar.
El consentimiento de las
personas para ventilar esa vida íntima que ellas mismas hozan y destruyen, no debería ser justificante para su difusión, sin embargo es el elemento que sirve de base
y que incluso fundamenta el programa.
El conductor del programa se
considera autorizado para preguntar lo
que le plazca, sobre todo si ello resulta sensacional. Se explota una
curiosidad malsana del público, que
aunque no esté de acuerdo en principio, es cada vez más complaciente de hecho.
Se están dejando de lado
elementos fundamentales de la dignidad humana.
La vida íntima no es objeto de información y tampoco de entretenimiento.
Sólo lo es en el caso de que ésta sea de
interés público para el bienestar
social. La fragilidad humana que
finalmente queda expuesta, no es un
modelo de vida que nos permita crear comunidad.
Fomentar su difusión, previo pago, es favorecer esa falta de respeto propio a la dignidad humana de la persona que se expone y también del público, que elige libremente ver el programa que finalmente logra los niveles más altos del rating, frente a sus competidores.
Fomentar su difusión, previo pago, es favorecer esa falta de respeto propio a la dignidad humana de la persona que se expone y también del público, que elige libremente ver el programa que finalmente logra los niveles más altos del rating, frente a sus competidores.
Sería interesante que las empresas televisivas, cual piezas de rompecabezas, integraran entretenimiento y
Rosa Zeta
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